Como técnica de intervención y como educadora llevo ya 10
años en esto y en este tiempo he tenido muy buenas experiencias, otras no tan buenas y otras que me han llevado a
plantearme si soy una especie de extraterreste que no acaba de encajar bien en
ciertas organizaciones por mi forma de hacer las cosas. Sé que muchas veces se me habrá criticado y no me importa porque sé que en el ámbito de la relación de ayuda y de la intervención sé lo que estoy haciendo, sé que a veces las cosas no funcionan y que hay que cambiar de rumbo como en una carrera de obstáculos y adaptarse a las nuevas circunstancias y soy capaz de hacerlo, además de estar en un proceso constante de formación, reciclaje y actualización (como el software de nuestros aparatos electrónicos)
Iba a contar algunas de estas experiencias, en genérico, para ilustrar una forma de hacer las cosas diferente, pero he decidido no hacerlo en este blog.
Son formas de hacer, son cómos, son “know hows” que no son
habituales y para nada comprendidos, muchos piensan que las cosas se consiguen
mejor marcando distancias, siendo severo (exclusivamente), etc. Muchas de estas
personas tienen miedo de sí mismos, de su propia debilidad, de no ser capaz de
poner límites y perderse si usan el afecto, y otro tipo de razones, yo no tengo
ese miedo, yo estoy preparada para transitar por ahí porque he aprendido a
hacerlo.
Por suerte siempre he tenido el respaldo de algunos de mis
compañeros y de otros profesionales que saben cómo trabajo. Y el apoyo de las
familias y de los chicos y chicas con los que me he cruzado en mi carrera. No
así de determinadas organizaciones (hablo de los de arriba, los que no son
capaces de ver el trabajo que hacen los de abajo).
Lo que quiero decir es que un estilo educativo y/o de
intervención basado en el afecto y la cercanía es muy fácilmente criticable,
muchas veces porque no se conoce su intencionalidad, su utilidad y su
justificación teórica. Necesito explicar
que todas mis intervenciones son intencionales, tienen un por qué, un cómo y
persiguen un objetivo. Me baso en lo que he aprendido de la Terapia Gestalt, en
la PNL con DBM y en mi formación como educadora en lo relacionado con el
proceso de aprendizaje.
Mi enfoque está centrado en la persona como parte de un
sistema, es sistémico porque sé que el cambio en una de las partes influye y
puede provocar el cambio en las demás tanto a nivel intrapersonal como
interpersonal. Es humanista porque como persona y como profesional confío en
las personas, en su propia capacidad para solucionar y para equivocarse y para
pedir ayuda.
Desde la teoría del aprendizaje me baso en el andamiaje y la
zona de desarrollo próximo de Bruner y Vigotsky y lo enfoco en un
acompañamiento, al ritmo de la persona para apoyar cuando no puede caminar sola
y dejando espacios poco a poco, hasta que la persona va y te dice un día “he
hecho esto por mí misma” o “quiero hacer esto por mí misma”. Me baso en la
aceptación de la persona tal cual es, de lo que es capaz de hacer en este
momento concreto y de las potencialides que tiene en su zona de desarrollo, lo
que puede llegar a hacer con acompañamiento y entrenamiento.
Acompaño en explorar
sus ques, en sus cómos, sus por qués, sus para qués, desafiamos el
modelo del mundo que ya no le resulta útil, desafiamos los miedos y todo esto, a su lado.
Aprendemos lo que son los límites (propios y ajenos), lo que
es la autoestima y el amor propio, aprendemos a caernos y a dejar caer (a veces
es duro dejar caer, tengo tentaciones de poner una red, pero no lo hago) para
luego reconstruir (no hay nada como “escarmentar” en propia piel, así de duro).
Por supuesto que este tipo de intervención requiere de un gran esfuerzo, de
formación constante, de autoseguimiento de la autogestión, y también valor y
tiempo, pero yo de eso tengo.
Y lo tengo porque sé que funciona, porque la
experiencia me lo ha demostrado y dar con Boa Vida es un ejemplo de esto.
A donde quiero llegar con esto es a que en Boa Vida noto que tengo un sitio,
que hay otras personas que tienen un estilo de trabajo muy parecido al mío,
donde no me siento cuestionada por hacer las cosas con un enfoque más cercano,
humanista, centrado en la persona, donde me siento bien y acompañada.
Y me gustaría hacer todo lo posible para que Boa Vida crezca
y que podamos demostrar a la sociedad que somos capaces de hacerlo tan bien
como cualquier otra organización, que no hacemos las cosas sin fundamentos
teóricos, prácticos o sin experiencias y supervisiones terapéuticas. Todo lo
contrario.
Aurora Coego
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